13 de enero de 2007

Tu madre es una criada

ILUSTRACIÓN: 'La criada', del pintor holandés Vermeer de Delft

Albert Camus cuenta en El primer hombre, esa autobiografía narrada al modo de una novela, un suceso conmovedor. Gracias a la ayuda de su profesor, Camus consigue una beca para ir al instituto. Allí se encuentra con niños procedentes de otros medios sociales, y comienza a sentirse aislado, porque sólo su amigo Pierre viene del mismo barrio que él. En ese momento se tropieza con la vergüenza. Refiriéndose a Jacques, el protagonista y heterónimo de Camus, escribe: "En los impresos que nos habían dado, había que poner la profesión de los padres. Él había puesto 'ama de casa', mientras que Pierre había puesto 'empleado de Ccorreos'. Pierre le dice que ama de casa no es una profesión, sino el trabajo de una mujer que hace las tareas de la casa. "No -le responde Jacques-, mi madre trabaja en casas de otros, por ejemplo del mercero de enfrente. Entonces -dijo Pierre, después de dudar un poco- creo que es preciso poner 'criada' (domestique)". Esta idea no se le había ocurrido nunca a Jacques por la simple razón de que esa palabra, demasiado rara, no se había pronunciado nunca en su casa -por la razón también de que ninguno de ellos pensaba que ella trabajaba para otros, ella trabajaba, en primer lugar, para sus hijos. Jacques se puso a escribir la palabra, se detuvo y de golpe conoció la vergüenza y la vergüenza de haber tenido vergüenza.

Hasta ese momento, Albert Camus sólo había conocido la mirada y el juicio de los suyos, de su familia. Pero ahora había dsecubierto la mirada de los de fuera, el juicio social. Descubre al mismo tiempo la devaluación del trabajo de su madre, y el riesgo de menospreciarla por su trabajo. Teme descubrir la miseria de su corazón. El término "criada" atribuido a su madre le confiere repentinamente un estatus social que la sitúa muy bajo en la escala social. Y su propio hijo se ve obligado a anotarlo en un cuestionario oficial. La imagen de su madre desviviéndose por sus hijos había sido sustituida por la imagen de una pobre mujer que trabaja para otros por un salario de miseria. Su hijo se avergüenza de esa mujer, y se avergüenza de haber sentido esa vergüenza. "Jacques habría necesitado un corazón de una pureza heroica excepcional para no sufrir con el descubrimiento que acababa de hacer, de la misma manera que habría necesitado una humildad imposible para no recibir con rabia y vergüenza lo que la vergüenza le descubría sobre sí mismo. No tenía nada de esto, sino un orgullo duro y malo que le ayudó al menos en esta circunstancia, y le hizo escribir con una letra firme la palabra 'criada' en el formulario, que llevó con la cara alta al encargado, que no le prestó ninguna atención. A pesar de todo esto, Jacques no deseaba en absoluto cambiar de estado ni de familia, y su madre seguía siendo lo que más amaba en el mundo, aunque ahora la amaba desesperadamente".

JOSÉ ANTONIO MARINA en Anatomía del miedo. Un tratado sobre la valentía

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