7 de enero de 2008

Las historias de Enric González

Enric González es el cronista ideal. Para hacer justicia, debería incluirlo en el perfil como uno de mis autores favoritos. He leído Historias de Nueva York, Historias de Londres e Historias del calcio, tres libros publicados por RBA, que se leen casi con avaricia en un par de tardes. Él se define como un periodista "vago", especialmente para encontrar un título atractivo ("historias de..." no parece fruto de una intensa reflexión), pero es mentira. Su mirada es la del periodista de raza: perspicaz, escéptica y, en ocasiones, fingidamente ingenua. No le falta un ancho sentido del humor y no le cuesta reírse de sí mismo.
Francesco Totti, futbolista de la Roma.
Conocí a este periodista brillante en una comida que el diario organizó, en la Casa Batlló de Barcelona, con motivo del 25 aniversario de la edición de Cataluña de El País. Aunque decir que le conocí es, sin duda, exagerado. Sólo le vi de cerca y comprobé lo que algunas fuentes me habían comentado la víspera: que tiene unas orejas muy particulares. Como en aquella broma de patio de colegio: "¿Qué es el viento? Tus orejas en movimiento". Pues eso.
Allí, en las antiguas cocheras del edificio de Gaudí, se encontraban los mandamases del diario. Enric era uno de los más solicitados para iniciar una conversación. Por su lenguaje corporal deduzco que se trata de una persona humilde y cercana, dos cualidades apreciables en un periodista considerado "estrella". Me parece, pues, que en sus libros se muestra tal cual es. En medio de aquel sarao, no tuve ánimo suficiente para dirigirme a él y hablarle. ¿Para qué? ¿Para mostrarle mi admiración como una fan histérica? Será en otra ocasión.
Mientras tanto, uno puede seguir aprendiendo a escribir con sus relatos. El que transcribo aquí fue publicado en El País el 29 de septiembre de 2003 y recogido después en su librito Historias del Calcio. Uno no puede dejar de leerlo.
"TOTTIMANÍA"
La noticia aparece en los diarios: "Incendio en la biblioteca de Totti, destruidos los dos libros". Totti está desesperado: "¡Aún no había terminado de colorear el segundo!".
Francescto Totti, el capitán de la Roma, siempre tuvo fama de simpático descerebrado, de trasteverino cateto, de futbolista genial pero frágil en las grandes ocasiones. También la Roma, el equipo rojigualdo, era tradicionalmente visto como una fuerza secundaria, un elemento divertido e imprevisible pero destinado, al fin, a hincar la rodilla ante la Juve y el Milan. Hasta ahora. Esta temporada, Totti no es sólo el hombre más famoso de la capital de Italia: es un jugador grandioso, un proyecto de balón de oro. Y la Roma es un serio aspirante al escudo de campeón.
El chiste malo que encabeza estas líneas es uno de los cientos reunidos en el libro Todos los chistes sobre Totti (contados por mí mismo), una obrita de la que se han vendido ya más de 800.000 ejemplares. El futbolista tuvo ekl sentido del humor necesaroi para aportar su firma y su rostro a la recopilación de bromas sobre su ignorancia, y quiso que todos los beneficios fueran repartidos a partes iguales entre la Unicef y el servicio de asistencia a los ancianos de Roma. Un gran detalle.
El gesto humorístico-humanitario se habría quedado en eso si Totti, que cumplió 27 años el sábado, no hubiera empezado la campaña a un nivel casi sublime. Su carisma y sus recursos -su famosa cuchara-, unidos al talento asombroso de Chivu, el recién incorporado central rumano formado en el Ajax, han hecho que, por primera vez hasta donde alcanza la memoria, un equipo entrenado por Fabio Capello sea capaz de defenderse correctamente y, a la vez, atacar con generosidad además de, para colmo, moverse con alegría. La Roma es, en este arranque, lo más vistoso del calcio.
Capello, por supuesto, está exultante: "Hay sólo dos jugadores raelmente grandes. Se llaman Ronaldo y Totti". Otra frase: "Totti es el mejor 10 desde Maradona". Más: "Este año, el Balón de Oro debe ser para Totti". Incluso los rivales se rinden a la tottimanía: Nedved, el jugador impecable eje de la Juve, opina: "Ahora mismo, el mejor jugador de Europa es Totti".
La Roma lo tiene casi todo. La efervescencia zurda de Chivo, capaz de cerrar el área, cubrir largos tramos de la banda izquierda y lanzar magistralmente los golpes francos; la seriedad defensiva del argentino Samuel; el trabajo de Emerson, el brillo de Montella y Cassano en punta y el recurso de Carew cuando hace falta una torre en el ataque. Las expectativas son tan altas que ayer, tras masacrar al Ancona (3-0, un gol de Totti), Capello tuvo que defenderse de quienes criticaban las muchas ocasiones fallidas: "Pero... ¿verdad que imponemos respeto?"

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